Aunque existe una cierta timidez a la hora de abordar el concepto de la cirugía íntima, lo cierto es que son recursos quirúrgicos cada vez más demandados entre las mujeres. En algunos casos porque se sufren incomodidades a la hora de realizar alguna actividad física o de mantener relaciones, pero en otros muchos casos porque el aspecto de la zona genital provoca inseguridades y complejos. La realidad es que, por una razón u otra, este conjunto de procedimientos con fines funcionales y estéticos aumentan cada día en popularidad.
Entre las distintas técnicas que pueden llevarse a cabo destaca la labioplastia o ninfoplastia que pretende reducir el tamaño de los labios menores. Una anomalía en este sentido puede, de hecho, causar fuertes molestias al permanecer sentada o al caminar por lo que requiere de una intervención quirúrgica que mejorará notablemente el confort. La operación es sencilla, se realiza mediante anestesia local y sedación en menos de 30 minutos y no requiere ingreso hospitalario.
La liposucción, por su parte, es perfecta para resolver el exceso de volumen en el monte de Venus que puede llegar a provocar un abultamiento poco estético e incómodo. Consiste en la eliminación de grasa de la zona para lograr una apariencia equilibrada y los resultados que se consiguen son altamente satisfactorios. En cuanto a la falta de volumen en los labios menores, típica en mujeres muy delgadas, suele crear una molesta sensación de zona genital vacía y plana puede corregirse mediante el lipofilling, una técnica que toma grasa de otras áreas como el abdomen y rellena allí donde se hace necesario. Y para el exceso de piel en el clítoris se recurre a la clitoriplastia, un procedimiento sencillo que elimina eficazmente todas las molestias físicas que derivan de esta singularidad.
Para otros problemas como la laxitud de la zona vaginal provocada, generalmente, por el paso de los años y los partos, puede recurrirse a la vaginoplastia. Gracias a esta técnica se mejora la tonicidad muscular y se erradican problemas como el prolapso o la incontinencia urinaria relacionadas con la falta de fuerza en dicha área.
Y, por último, la himenoplastia no responde tanto a necesidades funcionales como a cuestiones personales. Implica la reconstrucción del himen cuya función fisiológica no está muy clara pero cuyo valor social en algunas culturas radica en garantizar la virginidad femenina. Tras la cirugía, el himen se comportará de la misma forma que antes de la primera relación sexual y que la mujer, incluso, volverá a sentir dolor y sangrar como en “su primera vez”.
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Fuente: aecep