La rinoplastia es una de las cirugías estéticas más demandadas en la actualidad, ya que permite mejorar la forma y el tamaño de la nariz, así como corregir problemas funcionales o respiratorios. Sin embargo, no todas las rinoplastias son iguales, y existen diferentes técnicas que pueden ofrecer resultados más o menos satisfactorios según las necesidades y expectativas de cada paciente.
En este sentido, podemos hablar de dos de las técnicas más utilizadas por los cirujanos plásticos especialistas en rinoplastia: la rinoplastia estructural y la rinoplastia de preservación. Ambas tienen sus ventajas e inconvenientes, y es importante conocerlas para poder elegir la más adecuada para cada caso.
Rinoplastia estructural.
La rinoplastia estructural es la técnica más clásica y tradicional de realizar una rinoplastia. Consiste en reestructurar y modificar las estructuras nasales existentes, como el cartílago y el hueso, para lograr la forma deseada. Para ello, el cirujano plástico puede utilizar injertos de cartílago o hueso que se extraen del propio tabique del paciente o de otras zonas del cuerpo.
Puede ser una buena opción para aquell@s que necesitan cambios más drásticos en la forma de su nariz, como reducir un caballete muy prominente, corregir una desviación del tabique o aumentar la proyección de la punta nasal. Debido a que se puede reestructurar completamente la nariz, esta técnica puede ofrecer un cambio significativo en la apariencia del paciente.
Sin embargo, la rinoplastia estructural también tiene sus desventajas. Por un lado, puede tener un tiempo de recuperación más largo y molesto que la rinoplastia de preservación, ya que se están modificando y reestructurando las estructuras nasales existentes, lo que implica más inflamación, hematomas y riesgo de complicaciones. Por otro lado, puede requerir más experiencia por parte del cirujano plástico para lograr los resultados deseados, ya que se trata de una técnica más compleja y precisa. Además, puede dar lugar a un aspecto menos natural y más artificial de la nariz, ya que se pierden las líneas estéticas dorsales naturales del paciente.
Rinoplastia de preservación.
La rinoplastia de preservación es una técnica novedosa que pretende preservar la mayor cantidad posible de estructuras nasales naturales, como el cartílago y el hueso. En lugar de eliminar o modificar estas estructuras, el cirujano plástico trabaja con ellas para lograr los resultados deseados. Para ello, puede utilizar suturas o técnicas ultrasónicas para moldear y remodelar la nariz sin dañarla.
Esta intervención tiene varios beneficios. Por un lado, puede exigir un tiempo de recuperación más corto y menos molesto que la rinoplastia estructural, ya que se preservan las estructuras naturales, lo que reduce el tiempo que necesita el cuerpo para sanar y adaptarse a los cambios. Por otro lado, puede ofrecer un resultado más natural y acorde con el aspecto original ya que se mantienen las líneas estéticas dorsales propias del paciente.
No obstante, la rinoplastia de preservación presenta algunas limitaciones. Por un lado, puede no ser la mejor opción para todos los casos, ya que hay pacientes que necesitan cambios más dramáticos en la forma de su nariz y que no son posibles con este enfoque. Por ejemplo, aquellos que tienen un caballete muy alto o una punta nasal muy caída pueden requerir una cantidad significativa de reestructuración y modificación de las estructuras nasales existentes. Por otro lado, tampoco es muy adecuada para quienes sufren de problemas de respiración nasal debido a la estructura interna de su nariz.
En definitiva, tanto la rinoplastia estructural como la rinoplastia de preservación son técnicas válidas para mejorar la forma y el tamaño de la nariz. Sin embargo, ninguna de ellas es perfecta para cualquier persona. De ahí, la necesidad de contar con el asesoramiento de un cirujano plástico especialista en rinoplastia, que pueda evaluar las características y expectativas de cada paciente y ofrecerle la mejor solución. Y los resultados más naturales posibles.
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Fuente: Efesalud, bbc, secpre
