En la actualidad se afronta el argumento de la cirugía plástica o reparadora con bastante normalidad, especialmente en algunos países. Y es que son muchas las personas que cada año acuden a las clínicas para someterse a diversos tipos de tratamientos estéticos. Sin embargo, no todos los pacientes sienten la suficiente confianza como para admitir públicamente que se han hecho retoques, una actitud que se basa en el temor a posibles críticas y calificaciones o etiquetas erróneas.
Por tanto no se puede negar que este campo de la cirugía no acaba de ser aceptada con naturalidad, probablemente por la mala reputación creada a través de los medios. La noticia suele ser aquello que no va bien, los desastres quirúrgicos y una supuesta banalidad que se tilda de reprochable. La barrera existe y, por tanto, un perfecto caldo de cultivo para desarrollar ideas erróneas al respecto.
La cirugía plástica o reparadora no es algo superfluo ni innecesario, mucho menos un lujo reservado a los grupos sociales de alto poder adquisitivo. Tampoco está únicamente orientada a la mejora estética de los pacientes ya que, con frecuencia, se trata de mejorar o aliviar problemas o defectos físicos que dificultan la vida diaria de las personas. Por no hablar de la corrección de defectos producidos por enfermedades o malformaciones físicas.
El resultado de estas intervenciones, cualquiera que sea su fin último, derivan en una clara mejora de la autoestima y, en consecuencia, de la calidad de vida. Se trata de un recurso que pretende reconstruir, reparar, mejorar, embellecer y recuperar la forma, función y apariencia estética de distintas zonas del cuerpo. Es un medio muy lejos de la superficialidad aunque no está exento, como ocurre en otras áreas, de usos exagerados o equivocados que confunden los términos y posibles resultados que puedan derivar de él.
Lo cierto es que, por lo general, las nuevas generaciones abordan la cirugía plástica con mayor franqueza y espontaneidad. A ello se suma que es un campo de la medicina sobre el que cada vez existe mayor control. Así tanto la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (SECPRE) como la SCPRECV pelean cada día para proteger esta profesión, erradicando la mala praxis por parte de personal no cualificado, uno de los principales motivos de desprestigio.
Y así, poco a poco, se está normalizando una profesión que busca, honestamente, mejorar la vida de las personas. DR PALACIOS, cirujano médico con dilatada experiencia en la cirugía plástica y reparadora y vocación profesional en cada gesto.
PS- aplicación de todas las medidas de seguridad e higiene contra el covid19.
Fuente: aforguia.com/