Se suele relacionar la cirugía plástica con jóvenes y personas de edad madura que desean mejorar su aspecto o corregir algún tipo de disfuncionalidad. Sin embargo, los niñ@s, más de lo que se piensa, también recurren a este tipo de intervenciones, aunque sean distintas y presenten una evolución diferente.
Y es que, como cualquier otra persona, son susceptibles de padecer anomalías físicas, accidentes, o complejos psicológicos debidos al aspecto de alguna zona de su cuerpo y requerir la intervención quirúrgica reparadora o estética. De hecho, según los datos, el 1.3 del total de las operaciones que se realizan en este país corresponden a menores de 18 años.
Por un lado, la mayoría de los tratamientos que demandan buscan recuperar ciertas funciones o reconstruir determinados defectos congénitos, tumorales o postraumáticos, aunque siempre, evidentemente, con un efecto estético. Esto es debido a posibles malformaciones (como el labio leporino), accidentes, traumatismos o tumores que hayan podido sufrir los niños.
A medio camino entre la reparación y la estética, se encuentran otro tipo de procedimientos que pretenden modificar alguna parte de la anatomía que, si bien no sufre ninguna deformidad en concreto, sí provoca importantes secuelas psíquicas. Es lo que ocurre, por ejemplo, con las intervenciones para reducir las mamas gigantes en niñas, que son incompatibles con la salud física e impiden una sana relación con el entorno llegando a causar verdaderos traumas en las pequeñas.
Un caso similar sería la operación de las conocidas como orejas de soplillo, una alteración bastante habitual a partir de los 6 años. En esta situación no existe ninguna limitación funcional pero sí un fuerte componente estético que lleva a muchos menores a sufrir depresión y a necesitar tratamiento psicológico.
En cuanto a las operaciones que responden a un deseo estético y que se produce especialmente entre adolescentes, existe una creciente demanda que no siempre se acaban materializando. Y es que, suelen solicitar cambios en el tamaño y forma del pecho o rinoplastias que son zonas aún en evolución.Y precisamente por este motivo los médicos exigen un cierto nivel de madurez en el paciente para asegurarse de que comprende las consecuencias de la intervención y de que es capaz de asumirlas con responsabilidad. Como resultado, muchos de los solicitantes acaban por posponer sus deseos a una edad más alineada con la exigencia de estos tratamientos quirúrgicos.
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Fuente: Efesalud